domingo, 20 de julio de 2008

FELIZ DIA MIS AMIGOS!!!!


KILL BILL

Sonaba el silbidito de la película Kill Bill, pero no podía atender. Con una mano sostenía las pizzas y con la otra el vuelto. Había tocado el portero eléctrico con el codo. Al fin le abrieron, entregó el pedido, cobró, dio el vuelto (un peso de propina) pero cuando al fin tuvo las manos libres, la melodía dejó de sonar. Se pasó la mano por la frente para secar el sudor y preocupado miró el identificador de llamadas: seguro que le estaban reclamando un pedido, estaba muy atrasado con las entregas. No, la llamada perdida era de Juan. Ya te llamo, amigo, cuando termine te llamo. Se subió otra vez a la moto, consultó la próxima dirección y salió a toda velocidad, ensordeciendo a la ciudad con el rugir de la motoneta. Kill Bill otra vez. ¿Juan? Bajó la velocidad y sosteniendo el manubrio con una mano, hurgó con la otra su bolsillo. Presionó la tecla verde. ¿Hola Juan? Que Juan ni Juan, ¿y el pedido?, hace una hora y media que lo espero, me están arruinando el día del amigo, si no fuera porque tengo toda la gente en casa esperando, suspendo todo. Tendría que haber empezado por ahí, el pedido grande primero, aunque hubiera demorado más el otro. Los gritos seguían escuchándose pero prefirió esconderlos otra vez en el bolsillo del pantalón. Aceleró. Otra vez Kill Bill. Juan, amigo del alma, ya te llamo, ya te llamo. Pero no podía despegar ninguna mano del volante. Iba muy fuerte. Llegó. La música se sentía desde fuera. Llamó, abrieron y entregó las pizzas. Pudo ver, en el interim, que dentro de la casa algunos bailaban, otros amontonados en un rincón miraban fotos en la pantallita de una cámara, otros charlaban y reían a carcajadas. Mientras el dueño de casa traían la plata, miró la llamada perdida. Juan. Uy, hermano querido, cuánta insistencia, gracias loco, ya te llamo. Llegaron nuevos invitados con las manos repletas de cerveza, lo esquivaron sin saludar y entraron. Kill Bill otra vez. ¿Juan? Algunos de los de adentro se dieron vuelta y sonrieron al escuchar el ringtone. La pantallita verde decía “Juancito”. Iba a contestar pero llegó el dueño de casa y le tiró, enojado, dos billetes de cien. Uno parecía falso. Lo miró un poco a contraluz, para mayor fastidio del otro que esperaba el vuelto. No, parecía bueno. Guardó los doscientos y buscó la bolsita con el vuelto justo. Kill Bill se calló. El otro se guardó el dinero en el bolsillo sin contarlo. Y sin propina. Por la demora. Kill Bill otra vez y ahora sí se apresuró a contestar. ¡Juan! No, de la pizzería, tenía más pedidos para llevar, ¿dónde estaba que todavía no había vuelto? Ya voy, acabo de entregar el pedido grande, ya estoy saliendo para allá. Pero suspendería todo un segundo para llamar. Contactos, Juancito, telefonito verde. Llamó, llamó y saltó el contestador. Está hablando, ni siquiera me lo va a registrar como llamada perdida. Telefonito rojo, cortó. Un segundo nada más. Ya voy. Sin moverse de la puerta, esperó unos segundos y llamó de nuevo. Error de comunicación. Las líneas estaban saturadas. Moto, calle, velocidad, pizzería. El resto de la noche no fue muy diferente. Penélope tejiendo y destejiendo. Sísifo. A las dos de la mañana, sentado en el cordón de la vereda, mientras le preparaban un nuevo pedido, miró el celular. Diez llamadas perdidas, quince mensajes recibidos. Ya voy amigo, ya voy. Mensajes, Buzón de Entrada, Juancito, Abirendo mens... Dejá de boludear con el celular y apurate con éstos que son clientes de siempre y lo pidieron urgente. Ya voy, ya voy, ¿hasta cuándo van a seguir comiendo hoy?, Avenida Colón al ¿cuánto?, pero sí es el la loma del... Con la moto repleta volvió a salir a toda velocidad. Kill Bill sonó y dejó de sonar. Kill Bill otra vez y otra vez silencio. Kill Bill, Kill Bill, Kill Bill… Apretó fuerte con una mano el manubrio (la motito vibraba y parecía que iba a estallar), metió la otra en el bolsillo, Juancito llamando, telefonito verde… El pozo era gigantesco y hubo desparramo de moto, motociclista, cajas, pizzas, vuelto... Quedó tendido de espaldas. Los autos le pasaban por el lado a toda velocidad. Ojos turbios, segundos de desconcierto, vuelta a la conciencia, estoy vivo, estoy entero, solo siento la pierna derecha mojada. Se sentó y miró sus pantalones teñidos de rojo. Salsa de tomate. Las cajas y las pizzas decoraban graciosamente el pavimento y los autos se encargaban de ir mejorando el diseño. Volvió tirarse para atrás dejando que la cabeza chocara contra el asfalto. Después de unos segundos, se produjo una vacío. El tránsito cesó como de golpe (por el semáforo de la esquina anterior) y el silencio repentino fue roto por un sonido familiar. Una lágrima rodó por la sien. Más allá, como a veinte metros, boca abajo, con la tapa de la batería salida y con un parpadeo verde… Kill Bill.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Es extraño decirte "felíz día" porque no sé si sos un amigo, aunque en realidad es más que eso, es raro decirte feliz día pero a la vez es una fantástica sensación, porque además de ser mi tío, mi padrino primigenio, sos un amigo... y con todo lo que ello implica. Aunque el día del amigo es otro de esos inventos de nuestra actual cultura globalizada y no sé si estoy tan de acuerdo con ello, me gusta mucho lo que escribiste... porque me hace pensar, porque pone en relive lo que no se dice, la parte no-comercial de este día, lo dificil que es para el laburante, los amigos que están lejos (por cuestiones de tiempo, por distancias, por desencuentros, por pavadas...), el valor del tiempo (del propio)... en fin: feliz dia por hoy y siempre! te quiero mcho!!

Alicia Pez dijo...

ja leí lo de anu y pensaba escribir algo parecidito. Que lindo este cuento nuevo, me hizo pensar en eso, en los laburantes, en los amigos, en estos dias que a pesar de ser excusas son bellas al fin. Y que dice el diccionario sobre la palabra amigo? vos sos mi amigo!! y yo te quiero mucho!!!

Búho dijo...

el amor le dijo a la amistad:
¿para que estás tú si existo yo?.
La amistad le respondió:
Para poner una sonrisa donde tú dejaste una lágrima.
Te amo mi hermanito querido.

yaki dijo...

decia que no es extraño pa mi recibir estos saluditos tan auténticos y originales! de quienes sabemos que y quienes estamos mandandonos esos beneficios pa el corazoncito, porque nos descubrimos enalteciendo nuestra existencia y alegría de vivir. abrazote!