martes, 11 de diciembre de 2007


CON LA MIRADA EN EL HORIZONTE
(>>>>>un mensaje navideño<<<<<<)
Para A.B.

Lo que vendrá... quién lo sabe, pero que viene... viene. Y lo que hacemos y lo que hicimos, tiene mucho que ver con lo que esperamos de mañana. Cuando miro hacia adelante, me imagino un futuro donde cesarán los dolores y las angustias; creo en un venir que trae consigo la paz (¡por fin!); creo que llegará el día en que todos los justos serán premiados y los hambrientos alimentados y los sufrientes consolados. Y estoy convencido de que ese mañana podrá ser alguna vez un hoy permanente, si sumamos voluntades.

Creo, fervientemente, que esa tierra prometida es posible y que ya ha comenzado a venir, su semilla bajo tierra ya ha despuntado y será el árbol más grande y más hermoso que jamás se haya conocido. Esa plantita que ya ha nacido se alimenta de justicia, de equidad, de reparto, de inclusión, de abrazo, de aceptación. Las cosas buenas que hacemos se suman y se encadenan y van dejando una huella que otros pueden seguir.

Con la mirada en el horizonte del sol que nace, siento crecer, en estas vísperas navideñas, esa esperanza, esa fuerte esperanza, esa profunda convicción de que algo mejor, viene. A pesar de los mensajes de muerte que escuchamos a diario, a pesar de la prédica mediática de vivir el hoy y sólo el hoy. Estoy convencido de que no desparramo mis ladrillos, sino que los estoy poniendo uno sobre el otro y que busco hacer una torre alta y firme donde después subir y gozar del paisaje, pero donde otros puedan subir también, ahora y después. Busco con fervor no solo gastar, sino también crear; no sólo consumir, sino también fabricar; que si bebo el agua que otro me sirvió, no me iré dejando el vaso vacío, sino que volveré a llenarlo. Y conozco mucha gente con las mismas intenciones. Entiendo que los hombres somos hermanos de los que hoy estamos y de los que fueron antes que nosotros y nos dejaron la tierra que habitamos y de los que vendrán después, y vivirán sobre la tierra que le dejemos. Sé que es posible, que está en la libertad de cada uno elegir sumar, agrandar, agregar... abrazar. Mientras mis pies transitan el camino de los escollos, mis ojos se elevan hacia esa meta, larga peregrinación de generaciones que nos reencontraremos algún día en un casa que estará hecha por todos. Y cada año, contemplando un pesebre, me vuelve a nacer la dicha de seguir construyendo, de sentirme un brote de ese árbol. Y me dan ganas de esperanzar la lucha, de esperanzar la espera, de esperanzar también, el gozo y la alegría, de no bajar los brazos pues los resultados no son inmediatos..................................

.........Enseñanzas que me dejaron largas caminatas en donde el aliento se termina y los pies parecen estallar y las manos caminan rozando el suelo... y sin embargo, en el momento más álgido, alguien te anima, alguien te acerca un vaso de agua, alguien te abraza y te lleva a su lado, alguien se convierte en tu bastón para que no caigas... y cuando finalmente llegás, los ojos se desbordan y el corazón no te cabe de felicidad...

En esta Navidad, quiero esperanzarlos, alentarles el camino, abrazarlos en la marcha, mirando el sol que nace de lo alto, porque la meta es posible y lo vale.

¡Feliz Navidad!

martes, 11 de septiembre de 2007


¿Quien no deja de olvidar a a los maestros? Yo, que soy extramadamente desmemoriado, no recuerdo siquiera los nombres de mis maestras de los primeros años. Pero aún cuando trate de lograr esa memoria, ¿podré recordar cuánto esfuerzo les costó hacerme leer la primera palabra o sacar mi primera suma? ¿Quién recuerda a los padres cuando nos tomaban de las manos para que diéramos los primeros pasos, cuando respondían hasta el cansancio nuestros porqués, cuando soportaban con dolor nuestro rencor por los tantos no? ¿Quien fue testigo de los ojos enrojecidos de las maestras corrigiendo pruebas y preparando sus clases? ¿Quién recuerda como lecciones las reacciones del amigo que nos gritó o se enojó? ¿Quién recuerda lo que aprendimos con los "no te quiero más"? Cuántos maestros pasaron por nuestras vidas, cuántas velas se encendieron para que seamos la luz que somos. Maestros y alumnos. Alumnos y maestros. Este pensamiento nació de alquien que hoy, día del maestro, me saludó (inmerecidamente) y me conmovió y me dije... ¿cuál de los dos es el maestro, si yo aprendí de él tanto (y fueron tiempos duros los que compartimos en nuestro quasi exilio)? Y me surgen más cosas desordenadamente: los niños que aprenden de los papás, los abuelos que aprenden de los niños; las manitos juntas que aprenden la oración: "Angel de la guarda, dulce compañía...." (con tanto sabor a mamá en el recuerdo) y la propia oración que ya grandes aprendemos por los papás que están y por los que ya no; los que se fueron y aprendimos a quererlos lejos, los que se quedaron y nos siguen enseñando la constancia de querernos; el que arriesgó todo y nos enseñó el coraje; el que se desprendió de todo y nos enseñó el renunciamiento; lo que nos enseñó la enfermedad y los médicos y los otros enfermos; lo que nos enseña la pobreza y la marginalidad de los que no tiene nada. Y ni hablar de lo que nos enseñamos a nosotros mismos en el dolor, la soledad, el error...
La escuela es la escuela. El hogar, es una escuela. Los amigos, son una escuela. La vida, es una escuela y todos somos maestros y todos somos alumnos de tiempo completo.
A los maestros (de la escuela), feliz día. A los maestros, todos ustedes, de la vida, ¡Salud!

viernes, 20 de julio de 2007

Por suerte, una forma de evitar el spam. Temía (y aún temo) que mi saludo no fuera de ninguna utilidad. ¿Alguien le prestaría atención o definitivamente caería en la fosa común de los otros correos, mensajes de texto, tarjetas electrónicas, mensajitos, frases, dichos, etc. etc. etc., con que seguramente seremos bombardeados en este día del amigo? Y lo digo sin criticar y sin ánimo de ofender, porque evidentemente yo mismo estoy siendo parte de eso, con mis mails y con este blog mismo. Pero no puedo dejar de ser yo y acá voy... siendo lo que debo ser y con la seguridad de que quien lea este mensaje, será sólo aquel que lo quiera hacer. Lector, destinatario, amigo: no te sientas obligado a seguir. No lo pretendo, de veras. Podés quedarte con este saludo ¡FELIZ DIA DEL AMIGO! y seguir adelante con tu vida. Lo que viene más abajo, es el pesado texto de todos los años con la sola innovación de la "eligibilidad".

Ayer me preguntaba, mientras caminaba a mi casa, ¿qué son los amigos? ¿quiénes son amigos y quienes no? Si hoy vivimos en un mundo que dejó de creer en el amor para siempre, que dejó de creer en el amor divino, que movió los mismos cimientos del amor incondicional y absolutamente gratuito de los padres, de un mundo que… ¿tal vez dejó de creer en el amor? ¿Qué son los que no son padres, hermanos, hijos, esposos o novios, pero con los que hemos compartido vivencias y hemos caminado un pedazo de nuestras vidas juntos? Muchos hablan de que todos somos amigos, otros que solo unos pocos. Pero nadie puede definir esa relación que no obedece reglas, que no es obligatoria, ni genética, que no la unen ni desunen hijos o herencias o contratos. La amistad es la más libre de las elecciones tanto para forjarla, como para dejarla. Y es por eso mismo, la que más sufre también en el reparto del tiempo, porque las otras vienen cargadas de impostergables obligaciones. Se me ocurre pensar en un ejemplo... ningún jefe te dará un día libre para ir a cuidar un amigo enfermo.

Y a medida que los años pasan (y se acumulan) se multiplican las experiencias de los nuevos amigos, de los viejos amigos, de los que olvidamos y de los que nunca olvidamos. Yo hoy puedo afirmar que hay amigos a los que he querido a rabiar y les he dedicado alma y vida y a otros menos, mucho menos, y no puedo afirmar que los primeros se lo merecían más que los segundos.
Hay amigos... con los que han pasado cosas inexplicables. Uno de ellos, hace siete años que no veo ni volví a hablar con él. Y sigue, sin embargo, en mi corazón y ni siquiera va a saber que hablo de él porque no tengo su dirección de mail. Hay otro amigo que hace casi dos décadas que está en el extranjero, y en todo ese tiempo nos vimos tres o cuatro veces, y sin embargo ocupa un espacio de privilegio en mis afectos. Una amiga que debe hacer... ¿diez años que no veo? reclamó verme muchas veces, que se enojó (creo) y que sin embargo me escuchó cuando estuve mal y después se casó, se mudó y... aún no nos vimos. Increíble, increíble porque AUN es mi amiga. Y seguiría enumerando... ¿Quién se anima, entonces, a definir la amistad? Yo no puedo, yo sigo saludando a todos y queriendo a todos. Encima, el destierro de mi Córdoba querida hasta esta inconmensurable Buenos Aires, hace todo más difícil y confuso. Los viejos amigos parecen más viejos y más nostálgicos y más fuertes y más queridos. Los nuevos, más volátiles, distintos... A todos, sepan disculpar la universalidad de mi afecto, pero de veras, no tengan en cuenta la cantidad de tiempo que comparto o compartí con ustedes, porque siempre es poco y lo distribuyo mal. Y pago las consecuencias por ello. Quién diría que hoy no estaré con ninguno de ustedes... Pero dentro muy dentro de mi corazón, los quiero a todos. Estuve tentando de poner nombres, pero no. Sin nombres. El conciente olvida, el corazón no. Y los nombres, son enumeraciones del primero. Las listas que hace el corazón son azarosas, arbitrarias, pero no se borran. A los que recibieron el mail y visitaron este blog y leyeron hasta el final, GRACIAS!!!!!!! LOS QUIERO!!! FELIZ DIA!!!!